Como
se gestó nuestra decisión por el homeschooling
Amar a los
hijos, no solo significa llenarlos de cariño y seguridad, sino darles las
herramientas necesarias para que sean en el futuro hombres y mujeres de bien,
guiar y educar para alcanzar el cielo.
Bendecidos con
cuatro hijos nuestra motivación principal
ha sido buscar lo mejor para cada uno de
ellos pero frecuentemente nos hemos
sentido desconformes con la educación que
recibían, por esta razón empezamos a investigar por nuevas alternativas
que permitieran un desarrollo más integral para ellos. Una educación donde Cristo sea el centro y
motor de sus vidas, donde las notas y la competencia no sean la motivación
principal sino la superación personal y la compresión de nuestro lugar en la
creación.
Es así como nos
encontramos con diversos testimonios de
padres que buscando lo mismo se aventuraron a educar a sus hijos en el hogar y
que realmente conseguían el objetivo buscado sacando a los niños del
estructurado sistema imperante y logrando adaptar un sistema a las necesidades
especificas de cada niño.
Joaquín, el
menor de nuestros hijos, es alegre, inquieto, curioso, amante de la música y
los videos juegos, a los 8 años hizo su primera comunión, y a partir de ese
momento no ha dejado de participar en la celebración de la Eucaristía como
acólito. Amar al Señor es algo natural
para él. Este año inicia algo distinto, homeschooling,
atrás deja la sala de clases, bulling, y
toda una estructura que no está centrada en él, para aprender desde casa a su
ritmo, tiempo y según sus propios intereses y necesidades, pero siempre
centrada en la familia y el amor a Cristo, con lo cual tenemos la absoluta
certeza empezaremos a cimentar el brillante futuro que para él deseamos.
Como padres
tenemos claro que este será un año de cambios, en algún momento nos sentiremos
cansados o con ganas de dejar de lado este desafío; porque los grandes cambios asustan; pero
tenemos la plena confianza de que el Señor estará en todo momento a nuestro
lado otorgándonos la fuerza y valor necesarios para seguir adelante.
Christian y Mabel
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